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Ma Xiuxian empezó a trabajar en una planta procesadora de algodón siendo una niña y nunca tuvo la oportunidad de asistir a clases. Ahora, a sus 102 años, empezar primer grado en la escuela primaria de Weshan en China, es un sueño cumplido.
Ma utiliza un audífono y a veces una lupa para poder seguir las clases y al finalizar su primer día de clases agradeció a la maestra y sus compañeritos. Prometió estudiar y contribuir con su país.
Es la prueba de que nunca es tarde para aprender.
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